jueves, 16 de abril de 2009

Concentración informativa en Latinoamérica

Uno de los tópicos en los estudios de la comunicación internacional es la concentración de poder; situación que se observa en el predomino de las grandes agencias en las regiones del tercer mundo. Según Guillermo Mastrini y Martín Becerra en el sistema global comercial de la información y de la comunicación existen tres niveles para jerarquizar a los grandes conglomerados comerciales.
El primero corresponde a una decena de grupos transnacionales cuya lógica se construye a partir del funcionamiento del mercado estadounidense.
En el segundo se ubican un conjunto de cincuenta grandes grupos con sede en Europa, Estados Unidos y Japon.
Sin embargo, en el tercer nivel confluyen grupos líderes de mercados domésticos nacionales o subregionales del resto del planeta, lo que está conformado por unas noventa corporaciones entre las que se encuentran en el mercado latinoamericano- los grupos Televisa de México, Cisneros de Venezuela, Globo de Brasil y Clarín de la Argentina. Pero estas organizaciones que dominan el mercado regional tienen un comportamiento semejante al de los principales actores corporativos a escala global, es decir, son grupos multimedia con ramificaciones a otras actividades comunicacionales como también de la industria y el comercio. Igualmente, generan alianzas internacionales, como es el caso del grupo Globo, que se ha asociado en un consorcio de compañías de Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia, liderado por Telecom Italia para prestar servicios de telecomunicaciones en Brasil, Argentina, Chile, Cuba, Bolivia y Paraguay.
Según los autores, desde los años ‘80 en adelante, los países latinoamericanos liberalizaron, desregularon y privatizaron las principales áreas informativas, a través de la incorporación de capitales externos, que paulatinamente ha ido declinando la gestión artesanal de las comunicaciones, debido, entre otros, al cruce de capitales de una industria a otra.
No obstante, la incorporación de los grupos dominantes globales en los países latinoamericanos y en los grupos fuertes de la región, brinda beneficios mutuos, ya que para los empresarios locales se fortalece su capacidad de acción, incorporan tecnologías, contenidos y mejoran la capacidad financiera de las empresas; y para los grupos globales significa reducir el riesgo de inversión explotando la inserción de los grupos locales en mercados que los globales desconocen, y aprovechar los contactos y la influencia política, en el sentido más amplio, que los grupos locales y regionales han venido desarrollando históricamente en su contexto.

Comunicación Internacional en América Latina

En el proceso de transnacionalización o mundialización, una de las características principales es la acelerada transformación que afecta a las distintas dimensiones sociales de la vida, donde se observan cambios complejos que son a la vez tecnológicos, industriales y económicos, que impulsan a las naciones a una nueva reestructuración internacional, en la cual uno de los elementos principales de esta dinámica globalizadora es el sistema de los medios de comunicación de masas, que juegan un rol esencial en las dimensiones económica, política y sociocultural de los Estados. En este sentido, una de las principales discusiones, gira en torno al papel que le corresponde a los medios de comunicación de masas en los procesos de desarrollo de las naciones; ya que se les atribuye la función de agentes de penetración cultural de las formas y prácticas culturales del centro del sistema mundial a la periferia. Sin embargo, existen resistencias culturales y problemas estructurales que cuestionan el desarrollo de un sistema mundial que, a medida que se consolida, aumenta su carácter asimétrico, las formas de dominio, las desigualdades y la pérdida de identidad cultural de gran parte de los estados que lo constituyen.
Aquí se observan dos procesos; por una parte una integración nacional y, por otra, una mundial, pero es en el proceso de traspaso donde se generan los conflictos, producto de la pluralidad social y cultural de las naciones. Se identifica así, la existencia de un mundo occidental articulado por los Estados Unidos, Europa y Japón, que como sistemas políticos-económicos e históricos tienen su prolongación en una periferia jerarquizada, en la que se integran gran parte de las naciones de África, Asia, Oceanía y de América del Sur. Estos espacios nacionales se encuentran jerarquizados internacionalmente a partir de las relaciones económicas dominantes en el sistema mundial. En este sistema mundial, y como hemos mencionado previamente, los medios han alcanzado la forma de complejo industrial, y se han concentrado en agencias especializadas en la producción y distribución de noticias de carácter internacional. Estas grandes agencias (AP, UPI, France Press y Reuter) fueron creadas por las principales naciones occidentales e históricamente han ocupado una posición hegemónica en la difusión de la información internacional, determinando el concepto de noticia predominante en los medios de información y la visión e interpretación que ofrecen de los acontecimientos que se producen en los diferentes espacios. Tal acción les permite funcionar como árbitros y garantes de la libertad de información para fomentar, además, el conocimiento del Estado y el funcionamiento del mundo tanto en lo económico, político y sociocultural.
Pero lo que realmente nos importa es ¿qué pasa en América Latina? Los países latinoamericanos son considerados como naciones en el segundo nivel, que se ubican en una zona intermedia del sistema capitalista, pero por debajo de los grandes países desarrollados. Aquí, UPI, AP, France Presse constituyen las principales fuentes de noticias de los medios de comunicación, con un flujo noticioso sobre el 70% de las informaciones internacionales proporcionada por las agencias.
Este dominio sobre la información internacional tiene consecuencias sobre los contenidos y en el tratamiento de la información. En este sentido, las grandes agencias dedican sólo entre un 10 y 30% de sus noticias a informar sobre la realidad de los países de la periferia que en términos cuantitativos, constituye casi las tres cuartas partes de la población mundial. Así, imágenes de la periferia asociadas a inmadurez, violencia y corrupción, facilitan una política de intervención desde el centro del sistema, la cual tiene como finalidad última el control del abastecimiento de materias primas y mercados estratégicos.
A pesar de que Latinoamérica y el Caribe son regiones categorizadas como subdesarrolladas con problemas económicos y sociales, en ellas los medios de comunicación juegan un rol dinámico; ya que la mayoría de los países posee importantes sistemas de medios, incluso algunos como México, Brasil, Venezuela y Argentina, son importantes exportadores de programas de televisión, no sólo en la región, sino también a Asia, Europa y Rusia.

En definitiva, el rol que cumplen los medios de comunicación latinoamericanos en el proceso globalizador de la región es central a la hora de diseminar una representación determinada, tanto dentro como fuera de la periferia, acerca de sus procesos de estabilidad económico-político y conflictos sociales que imperan en el marco del sistema capitalista establecido por las naciones desarrolladas.

miércoles, 15 de abril de 2009

Enorme desigualdad de Latinoamérica

En primer lugar, comenzaremos hablando de la situación de Latinoamérica en cuanto a su estructura informativa se refiere.
Se criticará la sociedad occidental industrializada, dentro del juego de oposición de dominantes y dominados que buscan tomar fuerza a través de las potencias colectivas por sobre las naciones en desarrollo en el marco de la lógica internacional de la comunicación.
Esto se refleja en el sistema de dependencia informativa, económica y política que poseen los medios latinoamericanos con respecto a las empresas informativas provenientes de los países desarrollados y que, como consecuencia, genera una estructura de dominación y dependencia centrada en la simulación de la estabilidad económica y social en las regiones periféricas.

El nuevo orden internacional, es una de esas categorías que desde hace muy pocos años dominan las relaciones de poder internacionales y nacionales. Con el fin de la Guerra Fría, las esferas o zonas de influencia de las grandes y medianas potencias mundiales se han consolidado y el derrumbe del bloque soviético ha cerrado una etapa de la vida de la comunidad internacional. La caída, en otoño de 1989, del muro de Berlín ha supuesto, en consecuencia, no sólo el epílogo de un ciclo de la historia, sino también la introducción de un cambio cualitativo en el medio internacional, un cambio a añadir en la sucesión de variaciones que conformaron y diseñaron el escenario mundial en el ámbito de la comunicación.
Los países más débiles desean alcanzar un nuevo orden institucional para su crecimiento como Estado y consideran que el actual sistema informativo mundial les impide avanzar en los cambios económicos y sociales deseados, ya que la concentración que existe en torno a la producción, distribución y control de la información proviene de aquellos países desarrollados que manejan
el sistema informativo global. Bajo una simple observación cualitativa y medición cuantitativa de los flujos de intercambio en lo que respecta a la información a nivel planetario, es factible asegurar que las actuales estructuras de comunicación en información internacional, controladas todas ellas por el mundo desarrollado occidental, cumplen dos funciones.

La primera de ellas es propagar la falsa conciencia o imagen del centro hacia la periferia y, en segundo término, buscar las desviaciones dentro de las culturas de la periferia y una vez halladas, esparcirlas hacia el resto del sistema.
Todo ello, amparándose en el concepto de la libertad de información. Además, dentro de la estructura informativa internacional, es posible identificar la existencia de una relación asimétrica y el intercambio desigual de productos, que se produce en el centro del sistema y su periferia, lo que explica en cierta medida las desigualdades mundiales, incluidas las comunicativas e informativas.
Una muestra más del dominio y del control impuesto por las grandes potencias internacionales sobre los países en vías de desarrollo.

En los últimos tiempos podemos identificar un sistema informativo internacional en fase de integración, marcadamente, supranacional y transnacionalizado, con un carácter dominante periférico y que ha sido moldeado por la economía capitalista occidental.

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